domingo, 26 de febrero de 2017

Capítulo 46 “Yo, Te Entiendo”

Capítulo 46 “Yo, Te Entiendo”

En el Imperio de Mambit, en una casa de madera que muy pocas personas conocían, estaban dos personas viviendo tranquilamente.

“Yund…”

“Yunde…”

“¡Yundem!”

Abriendo los ojos, Yundem se sentó con las piernas cruzadas. Estaba actualmente en la casa de sus padres, bueno, la que era de sus padres. Viendo la puerta mientras suspiraba, Yundem se levantó y bajo el primer piso, dirigiéndose a la sala.

Llegando a la sala, Yundem echó un vistazo alrededor, solo para darse cuenta que, Estel no estaba.

“¿Habrá decidido tomar un paseo?” murmuro Yundem, observo la entrada de la casa por unos dos segundos antes de retractar su mirada.

“Cocinare”

Dirigiéndose a la cocina, Yundem empezó a analizar que podía guisar. Anteriormente, después del encuentro en la muralla con Lin Fei y Lin Tao, él y Estel consiguieron ingredientes, la mayoría eran carne. Claro que ellos no compraron estos ingredientes, simplemente los robaron. A pesar de todo, ellos no lo consideraron un delito, después de todo, este imperio tendría que retirarse tarde o temprano.

Después de mirar los diferentes tipos de carnes, Yundem decidió guisar la carne de conejo. Así, empezó a destacarse en la cocina.

¡Sssss!

Podía escucharse el sonido de la carne jugando con el fuego y la salsa. Transcurrieron cinco minutos, ya se podía oler la fragancia de la carne guisada, como un mar sin límites, el olor inundo toda la casa.

Bajando la intensidad del fuego, Yundem ya casi había terminado de sazonar la carne. Al lado derecho de Yundem, yacían hierbas con características en específicas que ayudaban en el sabor y la frescura de la carne. Tomando un cuchillo afilado, Yundem corto ágilmente las hierbas en trituras.

¡Sa! ¡Sa! ¡Sa!

Con las hierbas ya trituradas, Yundem unió las hierbas al fuego donde estaba la carne.

¡Fuosh!

Como si se hubiera vuelto excéntrica, la carne emitió un olor mucho más intenso que el anterior, una mayor fragancia de frescura.
¡Tap!

En la entrada de la casa, una figura entro a la residencia. Una mujer con una capucha y venda de seda cubriendo la mitad de su rostro solo dejando libre los ojos, pero, aunque dejaba en libertad los ojos, la capucha los ocultaba.

“Suspiro…”

Estel viendo que ya no tenía que estar con la guardia alta, dio un suspiro y se quitó la capucha y la venda de seda, poniéndola en la mesa de la sala.

Anteriormente, salió para checar las noticias de la muerte de las 9450 tropas y los 25 magos, que claro, ellos mataron.

Los resultados fueron que, la noticia se había difundido por todo el imperio, a Estel esto no fue lo que más le sorprendió, lo que más le provoco perplejidad fue que Yundem adivino todos los sucesos desde el principio.

Cuando los pobladores se enteraron de esta noticia, la mayoría de la gente del imperio estaba abandonando. 5 días ya habían pasado, esto era tiempo suficiente para que se retiraran. Así, Yundem y Estel decidieron esperar pacientemente. Si, esta era la advertencia de Yundem, las personas que ignoraran este hecho, se volverían cenizas junto con este imperio.

“Bueno, creo que es hora de despertar a mi herm…” después de casi terminar su murmullo, Estel se sorprendió.

Un intenso olor invadía la atmosfera y sus fosas nasales, no se dio cuenta al principio a causa del viento provocado al abrir la puerta. Solo al pasar unos segundos, el olor asaltó su cuerpo.

La amante de la comida, Estel, revelo sus verdaderos colores. La expresión fría que reflejaba hace unos segundos, fue cambiada por una de anhelo, sus ojos empezaron a brillar como estrellas y su barriga a rugir como fiera.

Sintiendo una presencia observándole, Yundem miro por el rabillo del ojo a Estel, notando su expresión de éxtasis, no pudo evitar revelar una sonrisa divertida.

“Niña…”  dijo en voz baja Yundem con un tono cálido.

Con una oleada de su mano, el caldero expulso la carne a una tabla de madera, Yundem movió su cuchillo, picando la carne a una velocidad asombrosa. Las hierbas que dieron el gusto a la carne, estaba en forma de salsa en el caldero. Separando la carne picada en dos porciones, se usaron dos platillos, y la salsa de la hierba que yacía en el caldero, Yundem la regó en los dos platillos, encima de la carne.

El aroma que emitía estos dos platillos de comida podrían describirse como intenso, la carne sazonada tenía un aspecto tierno.

Agarrando los dos platillos, Yundem se dirigió a la mesa con una sonrisa.
“¿No te puedes contener un poco más?” dijo Yundem en broma

La aturdida Estel solo se dio cuenta que, hasta ahora, un rastro de saliva de desbordaba de sus labios. Su expresión ensalivada y tonta solo la hacía aún más bella, si no fuera porque Yundem tenía un alto control de sus emociones cuando se trataba de Estel, no podía ni imaginarse que hubiera pasado.

Reajustando su expresión anterior, una vergüenza le invadió provocando un color rojizo en su rostro. Se sentó en la mesa sin poder chocar sus ojos con los de Yundem.

“Lo siento, la próxima vez, no descuidare mis sentidos” dijo Estel avergonzada.

“Suspiro… mientras pueda disfrutar esa expresión todos los días, no tengo objeciones” dijo Yundem poniendo los dos platillos y dos conjuntos de cubiertos en la mesa.

“Buen provecho”

Estel asintió, escuchando su aprobación, no desperdicio más tiempo y empezó a comer.
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Palacio Real

En la residencia de Lin Fei, reposaba una figura en la cama con rastros de lágrimas secas en las esquinas de los ojos.

Después de llorar inconscientemente, Lin Fei decidió dormir y descansar. Anteriormente, no podía meditar bien, tampoco podía llegar concentrar su mente. En esta situación, solo podía descansar su estado mental antes de que llegara a un colapso. Necesitaba calmarse.

¡Swish!

El viento entraba por la ventana refrescando a su vez toda la habitación.

¡Huaa!

Lin Fei se despertó, levantándose de la cama, se dirigió a la ventana para observar el cielo nocturno. Viendo la vista, no pudo evitar tener una expresión triste.

“Nadie me entiende” susurro Lin Fei refiriéndose a sus familiares.

¡Swish!

El viento le impactaba haciendo de su apariencia, una de extrema belleza.

“Te equivocas, yo, te entiendo” dijo una voz desconocida, una figura había aparecido dentro de la habitación.

“Me llamo Estel… Prin-ce-sa” dijo Estel con una sonrisa extremadamente fría.

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